
Un grupo de científicos de la Universidad de Harvard publicaron en la revista Science un estudio en el que auguran confinamientos intermitentes de la población en los próximos dos años.
Los científicos creen que solo de esa manera se podrán contener los rebrotes de un virus que se prevé estacional y que se volverá de nuevo peligroso cuando bajen las temperaturas. Solo confinando a la población y obligándola a cuarentenas intermitentes se podrá evitar el colapso de los hospitales.
Los científicos de Harvard llegaron a esta conclusión a través de una simulación informática que concluye que el COVID-19 es estacional, lo mismo que otros virus similares como el de los resfriados comunes, con tasas de transmisión más alta en los meses más fríos.
The recurrence of #COVID19 to 2025 will depend greatly on the duration of human immunity to the virus, a new modeling study reports. Social distancing may need to be maintained on and off into 2022 to avoid exceeding hospital care capacities, results show. https://t.co/3g0R4ZSCa9 pic.twitter.com/AB3KuacoSX
— Science Magazine (@ScienceMagazine) April 14, 2020
Según el autor principal de la publicación, Stephen Kissler, «los períodos intermitentes de distanciamiento social se hacen necesarios en ausencia de otro tipo de tratamientos», que se deberán complementar con pruebas virales generalizadas que permitirán determinar el momento en el que se haga necesario volver de nuevo al confinamiento.
La duración e intensidad de esos encierros se podrá ir relajando a medida que los tratamientos y las vacunas estén disponibles, pero mientras, las cuarentenas permitirían a los hospitales aumentar su capacidad y prepararse para una nueva oleada de pacientes.
Los autores del estudio son conscientes de que un distanciamiento social prolongado puede ser también negativo, porque no permite que la población se inmunice. Admiten, además, que en el caso del coronavirus no se sabe cuánto de intensa es esa inmunidad en una persona que ya pasó la enfermedad, ni cuánto tiempo dura.
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Todo ello, hasta que llegue la vacuna, que sería el arma definitiva contra el coronavirus.
El microbiólogo José Antonio López Guerrero está de acuerdo. «El virus ha llegado para quedarse». Y por eso, aunque lo óptimo sería contar ya con la vacuna, mientras no sea así, habrá que ir aumentando el porcentaje de población que haya pasado el virus; es decir, el de personas que se vuelven resistentes al COVID-19, «pero esa es otra incógnita, asegura el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid. No sabemos si es una respuesta duradera o de corto alcance. Si tenemos en cuenta el SARS en el 2002, hay estudios que analizan que las personas infectadas en China seguían teniendo anticuerpos quince años después».
A su entender, mientras no se alcance una inmunidad de rebaño en torno al 60 o al 70 %, el virus seguirá expandiéndose con libertad y habrá nuevos brotes, seguramente más suaves que el que hemos tenido porque estaremos más preparados y podremos actuar de una forma más rápida.
López Guerrero cree que habrá que seguir tomando medidas, «aunque seguramente no serán tan drásticas, podría ser una cuarentena parcial». De lo que sí está convencido es de que un estadio lleno de gente o una discoteca a rebosar, «en lo que queda de año, no lo veo».
No quiere fijar el fin de confinamiento en el 2022 como dicen los científicos de Harvard, pero sí cree que es necesario concienciarse con que habrá que seguir tomando medidas «hasta que no se alcance una inmunidad mínima para que el virus ya no tenga fácil expansión o hasta que salga la famosa vacuna, que no será antes de año y medio».