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El hijo de campesinos mexicanos que se graduó en Harvard

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El hijo de campesinos mexicanos que se graduó en Harvard

Después de trabajar en los campos de Carolina del Norte y Florida, Maricela y Loreto se asentaron en una comunidad dedicada a la producción de tomate en el sur de Georgia. Ahí, en 1992, nació Erick, el segundo de sus cuatro hijos, quien terminó en 2015 la carrera de neurobiología y la de medicina en 2021.

Un niño tímido de piel morena y ojos negros como el carbón miró a la distancia a un grupo de personas vestidas de blanco que atendían en su comunidad del sur de Georgia a algunos trabajadores de los campos de tomate. Entre ellos se encontraban sus padres.

Era finales de los años ’90, el siglo XX se iba a pique, y Erick Martínez observó con atención los relucientes instrumentos de auscultación sobre las batas blancas con los que médicos revisaban a niños, mujeres y hombres. En ese momento, el pequeño supo que quería ser como ellos, que quería aprender a sanar personas.

Martínez no recuerda en particular a alguno de los profesionales de la salud de la Universidad de Emory, de Atlanta, que periódicamente se aparecían por su comunidad de aquel rincón del sur del estado, ubicado en el condado de Decatur, para dar consultas médicas gratuitas a las familias. Tampoco tiene memoria de haberse acercado a conversar con alguno de ellos para saber más sobre su trabajo.

“Era muy tímido”, recuerda al teléfono a Univision Noticias desde California el joven, quien se graduó recientemente como médico de la Universidad de Augusta y previamente como neurobiólogo nada menos que de la Universidad de Harvard. En un buen español dice que en aquel momento, “lo que no salió de mi boca entró por mis ojos”.

Infancia en los campos de tomate

A mediados de la década de los ochenta, Maricela y Loreto, de entonces 20 años, decidieron dejar Monte de Dios, un rancho cerca de Tejupilco de Hidalgo, en el centro de México, en busca de una mejor vida en el norte.

Ambos habían nacido en la pobreza y habían abandonado la escuela a temprana edad, ella durante el tercer grado y él durante el primero de primaria, para apoyar a su familia.

Erick Martínez cuenta que sus padres llegaron a la frontera para cruzar a Estados Unidos por el río Grande sin nada más que las ganas de trabajar.