La ciudad de Nueva York entrará esta semana en un periodo crítico de la lucha contra el coronavirus en medio de advertencias oficiales de sombríos saldos de muertes y desafíos inéditos para el abrumado sistema de salud pública.
En este periodo, muy pocas personas salían a las calles, y quienes lo hacían, ya sea para hacer un poco de ejercicio o para comprar artículos básicos, lo hacían con guantes y máscaras.
El panorama de la cuarentena se hacía inequívoco en momentos en que los neoyorquinos enfrentaban su cuarta semana de aislamiento.
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Todos los negocios en Nueva York estaban cerrados a excepción de los esenciales. Cerraron teatros, salas de cine, restaurantes, bares, cafés, tiendas.
Prácticamente lo único abierto son las farmacias y los mercados. Unos pocos restaurantes estaban abiertos pero sólo aceptaban pedidos para llevar o de entrega a domicilio.
El receso de primavera en las escuelas fue cancelado. Una medida que causó polémica fue la decisión de mantener clases incluso en la Pascua Judía y en el Viernes Santo.
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Las autoridades educativas explicaron la decisión afirmando que era necesario mantener la continuación del aprendizaje por internet.