
El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, se arrodilló frente a los miles de manifestantes que se reunieron a las puertas del edificio para protestar por el asesinato de George Floyd, y denunciar el racismo en el país.
Después de pedir durante varios días a los ciudadanos que utilizaran cubrebocas durante las concentraciones, y que se sometieran a pruebas de diagnóstico de Covid-19 para que no se propague la enfermedad, el edil se unió a la multitud.

«Les escucho. Escucho lo que están diciendo sobre la policía», dijo Garcetti.
A gritos, los manifestantes exigieron al alcalde la destitución de Michel Moore, Jefe del Departamento de Policía de la metrópoli. Estaban molestos por las palabras del agente, quien criticó la violencia de las protestas, y dijo que los vándalos de California eran tan responsables de la muerte de George Floyd como los policías.

«No tuvimos protestas esta noche, tuvimos actos criminales», dijo Moore durante una conferencia de prensa el lunes por la noche. «No tuvimos gente de luto por la muerte de este hombre, George Floyd, tuvimos personas que capitalizaron con ello. «Su muerte está en sus manos tanto como lo está en la de los policías”, agregó.
Aunque solo minutos después, el jefe del cuerpo rectificó sus palabras, y explicó que se «equivocó» al decir que «la sangre» de Floyd estaba en manos de los manifestantes, sus declaraciones ya habían encendido la ira de miles de ciudadanos.
A pesar de los reclamos de los asistentes a la concentración, que exigieron que se retiraran los fondos públicos a la policía y gritaron «Despide a Michel Moore», y «Michel Moore tiene que irse», Gracetti defendió al agente. Dijo que aunque había cometido un error, ya se había disculpado.
«Estoy muy agradecido de que rápidamente lo corrigiera, y estoy agradecido de que además pidiera disculpas», dijo el alcalde.
«Quiero dejarlo muy muy claro. Si por un momento creyera que el jefe siente en su corazón lo que dijo, no sería más nuestro jefe de policía. No puedo decirlo más alto», añadió.